Comerle a La Luna los pedacitos de nata gris que tiene sobre
la cara. Pintar las nubes de colores en el cielo blanco de tu techo, para que te
lluevan flores, especialmente rosas, mientras duermes, sueñas y te ves tan
preciosa. Coserte la falda a besos, hacerme daño con la cremallera. Imprimir tu
sonrisa delicada en versos infinitos, que nunca acaben y, que si lo hacen, sea
conmigo, por alzar la voz y no susurrártelos al oído.
Gregorio S. Díaz "Coser y pintar"