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26 de octubre de 2017

Oración.

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Estás aquí. Aún siento tu cuerpo desnudo pegado al mío. Esa sensación que, tan solo al pensarlo, me produce escalofríos. Pero no, no estás aquí. Conforme te fuiste yendo, llegó una glaciación que lo inundó todo de frío. Todo de invierno. Ya no lucen las rosas rojas y muere cualquier atisbo de belleza en la naturaleza. Se congelan hasta los ríos. Pero no se hielan mis venas, que siguen a un corazón que late, cada vez más despacio. Ese que entregué, candente. El que ya no quema. El eco de la nieve y la bendita lluvia, limpian un alma que se sabe negra. Los truenos traen tormentosos recuerdos, las lágrimas nostalgia, impotencia y miedos. Los pajarillos, que al amanecer límpido del cielo cantan, me traen melodías que pensé olvidadas. Rezo al que controla este maldito juego, para que haga que vuelvas aquí y le demos mil vueltas al mundo. Tantas como besos nos debemos. Le suplico que devuelva el calor y la luz de sol a este paraje oscuro. Que deje de teñir con tinieblas los años que transcurren y no vuelven. Te suplico a ti…¿Estás aquí? Esa es tu voz o me estoy volviendo loco. Solo es mi oración, devuelta por la montaña. De nada valen mis súplicas, porque no puedes oírlas. Te perdí y perdí el norte, el rumbo del camino. Porque yo estaba seguro de que eras mi destino… 

"Oración" Gregorio S. Díaz

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